Dictamen de la Pre-audiencia Políticas de exterminio contra el Pueblo Maya Eje: Violencia contra el maíz, soberanía alimentaria y autonomía

Maní, Yucatán 9 y 10 de noviembre de 2013

Conmovidos por las dimensiones que ha cobrado el despojo en todo el territorio de la península de Yucatán y el impacto que está teniendo sobre el pueblo Maya y al mismo tiempo admirados por su resistencia y espíritu sostenidos durante 521 años, emitimos este Dictamen en solidaridad y compromiso con sus luchas.

Los ocho casos y los diez testimonios presentados dan cuenta y son una muestra apenas, de un proceso mucho más amplio de acaparamiento de tierras y bienes comunes, de destrucción socioambiental y territorial y de aniquilamiento de los tejidos sociales que forma parte de un plan orquestado para el desplazamiento y vaciamiento de los territorios.

El desplazamiento de sus tierras de las comunidades de  San Antonio Ebulá, Campeche; de los ejidatarios de Hopelchén, Campeche; de Chablekal, Yucatán; de  Bacalar, Quintana Roo; de Ich Ek y de los campesinos y campesinas que habitan X-kix; da testimonio de un proceso brutal que utilizando la violencia, la corrupción, la complicidad de funcionarios públicos con los intereses privados y la negación de los derechos de los pueblos está llevando a situaciones sin salida.

También compartimos la resistencia a la instalación del mega proyecto comercial Dragon Mart en Quintana Roo, que impulsado por el mismo gobierno estatalda cuenta de distintas violaciones de derechos humanos y un panorama futuro de devastación ambiental.

La lucha de las comunidades apícolas mayas de la Península de Yucatán resistiendo la implantación sin consulta de monocultivos de soya transgénica resistente al glifosato, que amenaza contaminar y destruir su producción ancestral, dio prueba de la importancia de la organización y la articulación en los caminos de lucha.

La resistencia contra la invasión con semillas transgénicas se visibiliza en experiencias concretas, tal como la del Comité de Defensa de Semillas, que está conformado por diez comunidades del sur de Yucatán, que llevan más de diez años asegurando el rescate de la semilla para solo depender de lo suyo, única manera de seguir viviendo como mayas.

La movilidad humana en la región peninsular está marcada por la migración centroamericana, que también es población maya, que se dirige a los Estados Unidos. Todos sus derechos son violentados, en todo su recorrido, por el crimen organizado aliado a las instituciones de gobierno. Por otra parte se encuentran los flujos migratorios internos de personas que son expulsadas de Yucatán y Campeche hacia los grandes centros turísticos de la Riviera Maya, donde el pueblo indígena trabaja en la construcción, en los servicios o es víctima de la explotación sexual. Esta zona es el paraíso de los tratantes de personas. Toda esta violencia tiene su reflejo en la permanente amenaza y persecución de los migrantes y sus defensores.

La participación de las mujeres no fue meramente estratégica, sino también inscripta en su identidad. Defensoras genuinas de la naturaleza, ellas mostraron cómo su presencia en estos espacios políticos y su participación protagónica potencia la causa de los pueblos indígenas al enriquecerla con la impronta de su género. También compartieron sus luchas contra el sistema patriarcal y de violencia dominante y encarnado en las instituciones públicas.

Todos los casos presentados son formas de resistencia alimentadas y construidas sobre la revitalización de su cultura y éste es un campo rico en formas creativas de resistencia a la explotación, el despojo y la depredación del planeta. Esta revitalización se contrapone con los sistemas educativos y de salud oficiales que también son parte del sistema de opresión y genocidio que opera en la actualidad.

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