Manejo forestal sustentable requiere de reconocimiento monetario: ejidatarios

El público en general no está dispuesto a pagar más por madera certificada

Sólo en 10% de los bosques se aplican programas de cuidados y apenas 1% tiene certificación

Angélica Enciso

Enviada

Periódico La Jornada
Lunes 26 de febrero de 2018, p. 37

Pueblo Nuevo, Dgo.

Detrás de una puerta o las sillas de pino que provienen de la sierra, hay un trabajo de organización de miles de ejidatarios para obtener madera y a la vez conservar los bosques; limpieza de predios para evitar incendios y plagas; selección de los árboles que se pueden talar y los que deben mantenerse, y trabajo en los aserraderos es parte de un proceso sustentable garantizado con la certificación internacional FSC.

Pero este reconocimiento no se recompensa monetariamente porque el público en general no está dispuesto a pagar más por la madera que proviene de ejidos que hacen un buen manejo forestal. Además se enfrentan a la competencia de productos que provienen de plantaciones de Chile, Estados Unidos o Canadá, así como a la ilegalidad.

El manejo forestal es una práctica que se realiza en 10 por ciento de los bosques en México. De 64 millones de hectáreas, en 7 millones se lleva a cabo; es decir, se aplican programas de manejo que definen cada año un área para aprovechar y el resto se mantiene intacto.

De esa superficie, alrededor de 700 mil hectáreas, uno por ciento del total de la superficie forestal nacional, cuenta con certificación FSC, la cual garantiza que el bosque es manejado en forma sustentable y no hay sobreexplotación.

Aunque en otras naciones esta certificación da un valor extra a la madera, en México no hay mercado para ella.

La certificación FSC (Forest Stewardship Council) se desarrolló en 1993 con el fin de que los bosques tuvieran un manejo forestal apropiado, que garantice que la recolección de madera contribuye a preservar la biodiversidad, la productividad y los procesos ecológicos del bosque.

Abel de la Cruz, presidente del comisariado del ejido El Brillante, señala que desde hace 12 años cuentan con la certificación FSC y anualmente invierten alrededor de 150 mil pesos para conservarla. Advierte que urge darle el valor a la madera, un ejido certificado es bien manejado, pero la madera se vende igual que la que no tiene FSC, se requiere contar con más plusvalía en estos productos. La única ventaja que se tiene es la agilidad de los trámites ante la Comisión Nacional Forestal y la Secretaría de Medio Ambiente.

En una reunión con los ejidos Pueblo Nuevo y la Victoria, también con certificados FSC, en las oficinas de El Brillante, de la Cruz mencionó que detrás de cada pieza de madera que sale de la sierra hay un trabajo de planeación y conservación que lleva décadas en la región.

Desde los años 70 los ejidos comenzaron a hacer manejo forestal sustentable. Primero el del bosque y algunos han ampliado sus procesos hasta la fabricación de muebles. Para generar empleos, diversificaron sus actividades. Además del trabajo con la madera, hacen ecoturismo y algunos tienen embotelladoras de agua.

El ejido Pueblo Nuevo es uno de los más grandes del país, con 240 mil hectáreas y mil 500 ejidatarios. La diversidad que posee va desde bosques templados hasta selvas. En esta zona, el manejo forestal es una tradición que lleva al menos 100 años, empezó con el tendido de las vías del ferrocarril y hace casi 70 años los ejidatarios se adueñaron del proceso, indica Rufino, técnico forestal.

Los camiones con los troncos de madera bajan por la carretera que comunica a los ejidos con la localidad más grande de la zona, el Salto. Las casas de este poblado tienen madera en sus patios. En el periodo invernal la utilizan para los fogones que dan calor a las viviendas.

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