La rebelión en Chiapas

15 de agosto de 2000

Curiosa ironía la que persigue al zapatismo: en el momento en que sus críticos se empeñan en mostrarlo ante la opinión pública como una fuerza aislada y disminuida, los dos principales semanarios políticos de circulación nacional le dedican sus artículos principales, y sus detractores, sus plumas.
Con un nuevo régimen político, el sentido y significado del zapatismo está nuevamente en discusión. Hoy libra en el campo cultural una batalla más por su legitimidad. Sus antiguos enemigos --desde los naúfragos del salinismo hasta los liberales decimonónicos-- se han lanzado de lleno en su contra reciclando los mismos argumentos desde 1994 y utilizando sin imaginación los instrumentos de siempre. Según ellos no hay lugar para indios insumisos en la acicalada democracia de elites a la que aspiran.
Como parte de la disputa por la interpretación del levantamiento han sido publicados recientemente varios libros. Unos aparecieron con el fin expreso de influir en la coyuntura sin apego suficiente a la verdad histórica; otros tratan de esclarecer raíces y razones del conflicto. Unos son un cerillazo tan deslumbrante como efímero; otros buscan dar luz permanente sobre una zona llena de grises y oscuridad. Unos requieren de campañas publicitarias, compras por anticipado y ruidosos festines; otros dependen tan sólo de la consistencia de sus tesis, del profesionalismo y autoridad de sus editores y del apetito de conocimiento de sus lectores.
Entre los primeros se encuentran trabajos que pretenden demostrar que detrás de la insurrección indígena hay una conspiración marxista-leninista con disfraz indigenista y una impostura. Comenzaron "casualmente" a distribuirse tanto en el marco de la ofensiva militar del gobierno mexicano en contra del EZLN, en febrero de 1995, como de la campaña internacional del gobierno de Zedillo en contra de los rebeldes después de la matanza de Acteal. Hoy se reeditan presentando como nuevo y definitivo lo que es más de lo mismo.
Entre los segundos destaca La rebelión en Chiapas, escrito por Neil Harvey, texto que, más allá de su consistencia teórica y de las claves que aporta para entender el levantamiento armado, ofrece pistas relevantes para comprender la situación actual por la que atraviesa tanto el país como la sublevación zapatista.
Siguiendo la regla de que la historia la escriben los que ganan, la victoria de Vicente Fox comienza a presentarse como el resultado exclusivo de la acción de quienes apostaron a que la democracia en México transitaba solamente por la avenida de sucesivas reformas electorales, y ubican su inicio en la campaña electoral por la gubernatura de Chihuahua de Francisco Barrio, en 1986, y la resistencia civil que siguió al fraude perpetrado. En contra de esta interpretación, el trabajo del doctor Harvey explica la vía por la que la democracia, la ciudadanía y la lucha por los derechos para todos se han construido desde lo popular --el zapatismo incluido--, por caminos
distintos, no contrapuestos, al de la modificación de las leyes y la acción de las instituciones electorales y las elites.
Como señala la obra, "la rebelión zapatista puede ser considerada como la más reciente de un largo ciclo de demandas populares de dignidad, voz y autonomía". En ella "la ciudadanía auténtica no deriva inevitablemente del desarrollo económico o de la adopción de nuevos rasgos culturales... (ya que su construcción) se originó en experiencias locales de enfrentamientos con caciques, terratenientes y funcionarios del gobierno". El 2 de julio de 2000 no habría sido factible sin una multitud de luchas sociales desde abajo y la constitución de nuevos actores políticos --el levantamiento armado, entre otras-- que erosionaron gravemente las bases de sustentación del régimen, haciendo posible su caída.
El futuro gobierno ha comenzado a diseñar una estrategia de "solución" a la guerra interna que hace de los canales de comunicación entre el EZLN y Fox el problema central, ignorando la necesidad de crear previamente condiciones que permitan generar un clima de confianza y credibilidad entre las partes. No hay en la próxima administración un diagnóstico sobre el origen del levantamiento. En contraste, La rebelión en Chiapas demuestra que la democratización integral de México requiere del reconocimiento a los derechos y cultura indígenas, y que la solución cabal al conflicto sólo será posible atendiendo las causas que lo propiciaron. La llegada de Fox al poder no soluciona por sí sola los problemas que originaron el levantamiento.
La sublevación indígena en Chiapas constituye el punto de arranque de una nueva oleada de protestas contra el neoliberalismo que tiene una dimensión planetaria. El imaginario social que el zapatismo ayudó a generar y difundir entre muchos de los protagonistas de las movilizaciones en contra de la OMC, el Banco Mundial y el FMI. Chiapas, Seattle y Washington son momentos de un nuevo ciclo de luchas internacionales con importantes imbricaciones entre sí, que han cambiado las claves con las que actúa una parte de la izquierda. Quienes ven en el zapatismo sólo un fenómeno regional o pasajero desconocen su naturaleza, consistencia y originalidad. El libro de Harvey permite desconstruir el entramado social que hizo posible la formación de los actores políticos que encarnan esas nuevas propuestas de acción y resistencia.
La rebelión es Chiapas es, probablemente, el mejor y más sobrio análisis sobre el origen y naturaleza del conflicto. Esperemos que Vicente Fox y su equipo de transición lo consulten antes de seguir declarando tantas banalidades sobre el tema. *