Pase, toque y lléveselo
Según un artículo publicado en cnnexpansion.com, “Pase, toque y lléveselo”, será la fórmula que aplicará el Proyecto maestro de maíces mexicanos (Diana Teresa Pérez, 28/4/2008).
Según un artículo publicado en cnnexpansion.com, “Pase, toque y lléveselo”, será la fórmula que aplicará el Proyecto maestro de maíces mexicanos (Diana Teresa Pérez, 28/4/2008).
Las trasnacionales de los transgénicos pretenden hacernos creer que los transgénicos son solamente una opción de quien los elige. Debido a la inevitable contaminación –sea por polen en los campos, por mezcla en el almacenado, distribución o venta y hasta por granos que caen durante el transporte– los transgénicos son los cultivos más imperialistas de la historia.
Monsanto declaró a la prensa en días pasados, que la próxima publicación del llamado régimen especial de protección del maíz, le permitirá iniciar experimentos con maíz transgénico.
La moratoria a la siembra de maíz transgénico establecida en México hace diez años llegará a su fin cuando se otorgue el primer permiso de siembra experimental y en cuestión de meses será legal la siembra comercial. Para Monsanto el levantamiento de la moratoria mexicana es una prioridad, pues aun con ella México ocupa el cuarto lugar en sus ventas, una vez que las compañías semilleras nacionales sucumbieron ante la feroz competencia y que fue eliminada la empresa estatal Pronase.
El gobierno ha contravenido reiteradamente los mandatos de bioseguridad: conservar la diversidad genética del maíz en sus centros de origen y diversidad que se localizan en todo México, y no introducir a campo abierto bajo ningún régimen los maíces transgénicos. Pero la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) y su Reglamento no son precautorios, y ahora se propone un anteproyecto de Régimen Especial de “Protección” del Maíz con disposiciones para tramitar solicitudes de siembra de dichos transgénicos.
Ante la crisis alimentaria creciente y los desastres provocados por el cambio climático, las grandes corporaciones de los transgénicos y los agronegocios vuelven a la carga con nuevos bríos, como si no estuvieran entre sus principales causantes.
No es novedad que la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados se redactó a favor de las empresas trasnacionales de los transgénicos. Por eso se le conoce como Ley Monsanto.
Armando Villarreal Martha, líder de la asociación agrícola Agrodinámica Nacional de Chihuahua, declaró a la prensa que desde hace tres años se siembra maíz transgénico en ese estado, a sabiendas de que es ilegal. “Los campesinos sabemos que estamos cometiendo dos delitos: el de contrabando de semilla transgénica y su siembra, no aprobada por las autoridades”. Esto lo hacen, argumenta, porque pese a que la semilla transgénica es mucho más cara, han podido reducir la cantidad de agua utilizada y han conseguido mayor producción que con criollos o híbridos.
Las transnacionales de los agronegocios no quitan el dedo del renglón y montados en los caballitos (¿o burros?) de batalla que tienen a su disposición, como la Confederación Nacional Campesina (CNC), siguen insistiendo en que México se debe abrir al maíz transgénico. Declaran en los medios que se debe “experimentar” porque eso nos permitiría saber si se corren riesgos para el maíz nativo.
Pese al claro rechazo al maíz transgénico por parte de la gran mayoría de la población, las trasnacionales que controlan el negocio siguen presionando para que se aprueben estos granos en México. Para ello prueban nuevas trampas y mentiras, a ver si alguna resulta. Si no, intentarán otros métodos, como hicieron para lograr que el Congreso apruebe una ley de bioseguridad (la Ley Monsanto) y luego una de certificación y comercialización de semillas, totalmente a su favor y en contra de los intereses nacionales.