Etica, cerdos y transgénicos

15 de febrero de 2003

Jerry Rosman, porcicultor de Iowa, comenzó a tener repetidos casos de falsos embarazos entre los cerdos que cría hace 30 años. Gastó miles de dólares en análisis en diferentes laboratorios que no esclarecieron el caso, descartó otras posibles causas, y finalmente suspendió el maíz transgénico en la alimentación de los cerdos, y el problema desapareció. Científicos consultados no pudieron explicar el caso: aunque encontraron esporas de Fusarium en el maíz de Rosman -hongo cuya toxina se asocia con falsos embarazos- al maíz transgénico Bt supuestamente no lo ataca este hongo, por estar manipulado con genes de una bacteria que mata al barrenador del maíz, y los túneles dejados por este insecto son el ambiente donde generalmente se desarrolla el Fusarium.
Referí el caso en un artículo (La Jornada, 15/6/02) donde planteo que mientras los científicos no pueden explicar éste ni otros 12 casos similares en la zona, los cerdos de Rosman y todos los que consumimos maíz transgénico somos usados como "cochinillos de indias" de la industria biotecnológica, que ha lanzado al mercado los transgénicos sin saber con certeza si pueden causar daños.
La ingeniería genética es una tecnología llena de incertidumbres y sus efectos a largo plazo en el ambiente y la salud son desconocidos. Los transgénicos son propiedad de unas pocas trasnacionales; no son realmente necesarios y existen muchas alternativas a su uso. La ética científica, política y regulatoria debería llevar a aplicar un estricto principio de precaución y no recomendar "comer y leer de todo, pero con cautela, mesura y espíritu crítico."
Tal es la frase que utiliza el doctor Agustín López Munguía, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, en un artículo en la revista ¿Cómo Ves? (publicación de divulgación científica de la UNAM, número 50). López Munguía opina también que mi artículo sobre Rosman carece de ética periodística, entre otras cosas porque lo que presento como duda en junio de 2002, fue contestado -según él- en octubre pasado, y mientras tanto cometí la falta ética de plantear a los lectores que existe un riesgo probable y que no deberíamos servir de campos de experimentación gratuitos e involuntarios de las multinacionales.
López Munguía basa sus acusaciones en datos de la publicación Iowa Farmer Today. Según ésta, expertos de la Universidad Estatal de Iowa llegaron a la conclusión de que "el maíz Bt no es responsable de los problemas de las cerdas." Agregan que las seudogestaciones se explicarían no sólo por la presencia de Fusarium, sino "por la forma en que se aplicaban las pruebas de gestación". Visitaron cinco granjas afectadas por seudogestaciones reportando que a) utilizaban mezclas de maíz Bt con maíz no transgénico, b) en tres granjas el problema se resolvió con un "análisis detallado de las políticas de reproducción", c) una cerró y d) en otra se solucionó antes de empezar la investigación. (¿Cómo?)
Los datos no coinciden con los de Rosman (que dice haber utilizado 100 por ciento de maíz transgénico: StarLink variedad Bt, prohibida para consumo humano, junto a otros
transgénicos tolerantes a herbicidas). Además, ¿por qué cerró una de las granjas?, ¿se fundió a partir de los seudoembarazos? Criadores con años de experiencia cometen errores al hacer los análisis de gestación... y ¿hacer mal la prueba explica que baje la tasa de gestaciones a 20 por ciento?
En los maíces analizados se encontraron esporas de Fusarium, y en dosis muy bajas, presencia de la toxina zearalenona (ZEN) que, según expertos, como el doctor Ernesto Martínez, de la UNAM, está identificada como factor que afecta la reproducción de las cerdas. Pero, si las dosis son tan bajas ¿cómo es posible que hayan podido tener un efecto tan devastador?, ¿será que hay factores coadyuvantes en ese maíz?, ¿habrá otros efectos de la ZEN que no se conocían hasta el momento?, ¿habrá formación de otras micotoxinas que aún no han sido identificadas?
El doctor Mark Rasmussen -no citado por Iowa Farmer Today-, jefe de Investigación de Seguridad de los Alimentos y Enfermedades intestinales del Centro Nacional de Enfermedades Animales del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, envió en julio de 2002 una carta abierta proponiendo que se conservara el maíz de los casos detectados para analizarlo en estudios a largo plazo. Argumentó: "Una causa posible de este problema podría ser la presencia de un componente químico, biológicamente activo, no detectado con anticipación en el maíz". Que podría venir, por ejemplo, de la construcción transgénica. Los estudios de Rasmussen y otros expertos no han finalizado. Y una afirmación tan grave de alguien con experiencia en el campo debe ser seriamente tomada en cuenta. ¿Por qué esto no es un dato significativo para López Munguía?
¿Por qué garantizar, frente a las incertidumbres, "la tranquilidad" de los consumidores, para que "coman de todo", incluso alimentos sobre los que existe intenso debate y podrían tener efectos dañinos? ¿Usted comería tóxicos, pero con mesura y espíritu crítico? Existen muchísimas alternativas no transgénicas sobre las que no existen dudas. ¿No sería mejor promoverlas, en lugar de estimular a la población a que tome riesgos con espíritu crítico, para que algunos científicos, y menos empresas, se queden tranquilos?
* Investigadora del Grupo ETC